Los Pleitos En Servicios Públicos

Una de las tantas muestras de la decadencia que aqueja al gobierno de Renán Barrera y que pone de manifiesto su ínfima calidad, es la lucha de egos y consecuentemente, las discordias, disensiones y pleitos internos, donde nadie hace caso más que a sus intereses y hasta el propio alcalde es mandado al diablo por sus colaboradores, que en teoría le deben obediencia y lealtad. En otro gobierno, lo anterior, sería causa de despido fulminante, pero no en el régimen de Renán Barrera, en el que mantener los precarios equilibrios políticos prevalecientes con sus aliados, es una prioridad, toda vez que lo que interesa al alcalde es su futuro político y no el bienestar de los ciudadanos. En tal virtud, es que Renán se hace de la vista gorda, ante los pleitos existentes entre el director de Servicios públicos municipales, Roger (a) el gato Echeverría Calero y sus subdirectores, Santiago Alamilla Bazán y Luis Jorge Montalvo Duarte. Lo anterior, sin poder dejar de mencionar, que Echeverría es incapaz de controlar y meter en cintura a Roberto Osorio, otro de los subdirectores, que realiza actividades comerciales incompatibles con su cargo y cuyo quehacer deja mucho que desear. El Gato Echeverría Calero, es director de servicios públicos municipales por segunda vez. Lo fue anteriormente en época de César Bojórquez Zapata y se dice fue el operador del bisne con las luminarias, toda vez que al terminar su primer encargo municipal, trabajó en empresas relacionadas con material eléctrico. Se sabe que le gusta hacer negocios y siendo el de Renán Barrera, un gobierno que busca armonizar intereses políticos y no ciudadanos, hubo de resignarse a que le impusieran colaboradores, como ocurrió con Santiago Alamilla Bazán, que asumió la importante subdirección de servicios básicos, auspiciado por Salvador Vitelli, al que Alamilla Bazán con su intransigencia y fanatismo, se ha encargado de dejar por los suelos, de suerte tal que éste no ha ni de querer oir hablar de su antiguo recomendado. Merced a su puesto, Alamilla Bazán es en buena parte, responsable de la oscuridad y baches imperantes en nuestra ciudad. El gato deja como subdirector de ecología y residuos sólidos a Elgar Pecha, con quien anteriormente había trabajado y es indudablemente uno de sus hombres de confianza. Asimismo, se lleva como subdirector de servicios generales, a Luis Jorge Montalvo Duarte, con quien se vincula debido a la actividad periodística y la protección que le dispensaba este último, un médico que nunca ejerció su carrera y que se dedicó al comercio, vinculándose en este rubro con Ana Rosa Payán, con quien coincide posteriormente en el PAN y con quien termina conflictuándose. Montalvo Duarte, de temperamento irascible y de doble discurso, es un hombre aquejado por una tremenda neurosis, que lo lleva a tomar las disposiciones más disparatadas y a confrontarse con sus trabajadores, que sabemos se quejan de las jornadas de trabajo sin retribución que los obliga a cumplir. En su actividad periodística, tuvo conflictos y roces con sus socios, que lo acusaron de tomar decisiones disparatadas, consecuencia de su desconocimiento del ámbito periodístico. Montalvo Duarte, nombrado panista del año en el pasado, se insubordinó a Echeverría Calero porque éste le giró instrucciones a través del jefe de comunicación social, Arturo Antuña Silveira, lo que incluyó un intercambio epistolar con palabras de grueso calibre, que Montalvo Duarte, por error envió a todos los directores, subdirectores y jefes de departamento del ayuntamiento de Mérida, en vez de hacerlo llegar a su superior jerárquico y amigo. Se dice que Montalvo Duarte, que apoyó mediáticamente a Renán Barrera en detrimento de Beatriz Zavala y cuyo hijo aportó dinero a la campaña, alentó a su vástago para dar mantenimiento a parques y jardines, sin que mediara licitación, circunstancia incompatible con su cargo y que pasaron por alto, tanto Echeverría Calero como el alcalde. Roberto Osorio, subdirector oriente, se vio de inicio envuelto en un escándalo, que despidió un acentuado tufo a corrupción por rentar gradas y sillas al comité organizador del carnaval, situación incompatible con su cargo. Descubierto por la prensa y los regidores de oposición, fue protegido por el alcalde, que negó trabajara para el ayuntamiento, teniendo que morderse posteriormente la lengua, al demostarle diversos medios lo contrario, sin que jamás fuera sancionado. Actualmente Osorio Robertos, sabedor que Reni ama a Mau, apoya las aspiraciones de Mauricio Vila Dosal para constituirse en candidato del PAN a la alcaldía y realiza en horas de proselitismo partidista, el trabajo que debiera hacer en horas de trabajo o mejor aún, ha encontrado tarugos que lo hagan por él. Como colofón de todo lo anterior, se dice que todos estos pleitos son historia antigua y que si trascendieron a la prensa y se hicieron públicos, fue debido a que la querida de un reportero de conocido rotativo reputado como la Biblia Peninsular, trabaja en el área de comunicación social de la dirección de servicios públicos, a cargo de Arturo Antuña Silveira, que por cierto ni es periodista y que comparte los intereses de su jefe, en perjudicar a alguno de los personajes mencionados con antelación. De tal suerte, la fémina en cuestión, que goza de vara alta con el coordinador de Plaza Grande, convenció a éste de publicar lo sucedido, comprobando que en la prensa confluyen toda clase de intereses y que jalan más los atributos femeninos que las carretas. Los acontecimientos suscitados en servicios públicos municipales, reiteramos, ponen de manifiesto la descomposición moral y operativa que aqueja al ayuntamiento de Mérida, que ha entrado en franca decadencia y que insistimos, si se tratara de un gobierno que no fuera rehén de sus intereses, perversidades y codicias, ya habría producido el cese fulminante de todos los involucrados en tan deplorables sucesos.

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